México enfrenta una crítica situación al caer en la falta de inversión y abandono de combustibles fósiles: COP28.

Durante las discusiones en curso en la COP28, el analista de energía Ramsés Pech levanta una señal de advertencia sobre la falta de infraestructura y la inversión necesarias en México para abandonar los combustibles fósiles. Pech enfatiza la necesidad apremiante de que el próximo gobierno mexicano diseñe rápidamente una estrategia integral y de largo plazo destinada a disminuir la dependencia de combustibles fósiles perjudiciales para el medio ambiente, como la gasolina, el gas natural y el carbón. Sin embargo, lamenta la falta de determinación política inmediata para abordar esta cuestión.

Durante la conferencia COP28 celebrada en Dubái, que reúne a representantes de 196 países para discutir el cese del uso de combustibles fósiles con el fin de crear un mundo más sostenible, el analista petrolero expresó escepticismo sobre la implementación práctica de estos acuerdos, considerándolos meras formalidades sobre el papel. Según sus declaraciones, la reducción de estos contaminantes requerirá un tiempo importante, aproximadamente ocho décadas, debido a la falta de infraestructuras e inversiones.

Puso el ejemplo de los autos eléctricos para ilustrar que incluso con su compra, lograr ese objetivo es casi imposible para el mexicano promedio, considerando el costo que ronda los 500 o 600 mil pesos. Se prevé que Estados Unidos se convierta en un país más sostenible dentro de tres o cuatro años, mientras que al resto del mundo le tomará entre seis y siete años. Sin embargo, la situación de México es diferente, ya que se necesitarán al menos ocho años para alcanzar estos objetivos. Por tanto, se estima que las acciones hacia la sostenibilidad no comenzarán a materializarse hasta el año 2100.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023, también conocida como COP28, las principales economías del mundo se unen para debatir enérgicamente sobre el abandono de la gasolina en los medios de comunicación, pero existen opiniones contradictorias entre los países sobre cuál será el impacto en la economía mundial. La comunidad económica y otros señalan la urgencia de detener el calentamiento global.

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La cumbre, que concluirá en Dubái en pocas horas, revisará propuestas de los miembros de la OPEP que buscan reducir la producción de crudo para impulsar los precios y evitar el colapso de la economía mundial. Según Page, una reconocida autoridad en la materia en México que ha dedicado décadas a analizar las estadísticas y datos de Pemex, se estima que se necesitan aproximadamente 250 millones de barriles equivalentes por día para sostener la dependencia de la economía global de los combustibles fósiles. Según él, el destino del planeta no depende del acuerdo alcanzado por los países en la COP28, sino de sus compromisos financieros y tecnológicos para reciclar eficazmente todas las emisiones de dióxido de carbono que actualmente dañan el medio ambiente.

En pocas palabras, subraya que se trata de una cuestión de negocios y cada país debe adaptarse a la situación existente. En el pasado, cuando existía la necesidad de transporte, los humanos inventaron el motor de combustión interna sin considerar las consecuencias ambientales. Los próximos años estarán dedicados a la recuperación del dióxido de carbono presente en la atmósfera y al establecimiento de nuevos mercados energéticos globales.

Según un informe publicado por la Agencia Internacional de Energía, se prevé que los compromisos actuales asumidos en la cumbre climática COP28 den como resultado una reducción del 30% en las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con la energía. El sector energético se ha comprometido a abordar las emisiones de gases de efecto invernadero, aunque se advierte que estos compromisos por sí solos son insuficientes para alcanzar los objetivos climáticos globales, en particular el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1,5 grados Celsius. La agencia pretende iniciar una reducción de 38 mil millones de toneladas de gas.

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Vale la pena mencionar que, durante la COP28, Arabia Saudita e Irak expresaron un fuerte apoyo a los combustibles fósiles, a pesar del esfuerzo colectivo de casi 200 países para mejorar su ambición en la lucha contra el cambio climático. Al instar a un pensamiento proactivo y a la implementación de reducciones de emisiones esenciales, Arabia Saudita, el principal exportador mundial de petróleo, enfatiza la importancia de considerar sus perspectivas y preocupaciones junto con las de otras partes interesadas. Irak presenta un desafío aún mayor en términos de reducción, eliminación y eliminación gradual de los subsidios a los combustibles fósiles, ya que estas acciones van en contra de los principios fundamentales esbozados en el Acuerdo de París para abordar la cuestión del cambio climático.

Después de la firma del Acuerdo de París de 2015, transcurrieron ocho años antes de que se reuniera la 28ª Conferencia de las Partes (COP28) en Dubái. El objetivo de este encuentro era establecer nuevos compromisos, cuyo objetivo principal era limitar eficazmente el aumento de las temperaturas medias mundiales a un máximo de +1,5 grados Celsius. El objetivo de abandonar los combustibles fósiles no sólo no se ha logrado, sino que prácticamente todos los demás aspectos del progreso global tampoco se han alcanzado. Irak sostiene que el abandono de la energía fósil tendría efectos perjudiciales en la economía global y exacerbaría la desigualdad.

Las naciones más ambiciosas están decididas a enfatizar en el informe que el mundo debe distanciarse urgentemente de estos combustibles fósiles. Los climatólogos reiteran que el petróleo, el gas y el carbón han sido históricamente las principales fuentes de energía para la supervivencia de la humanidad, pero también contribuyen al aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, lo que provoca temperaturas elevadas. Según la Agencia Internacional de Energía (AIE), las proyecciones actuales indican que las emisiones de gases de efecto invernadero en la Tierra solo experimentarán una reducción del 30% para 2030 en comparación con los niveles deseados

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