En el mundo económico actual, existen diferentes enfoques y modelos que buscan promover un desarrollo más equitativo y sostenible. Dos de estos enfoques son la economía social y la economía solidaria (ESS), los cuales comparten el objetivo de generar un impacto social positivo, pero se diferencian en sus principios y estructuras.

La economía social se refiere a un conjunto de actividades económicas que tienen como objetivo principal el bienestar de las personas y la comunidad en general. En este modelo, las empresas y organizaciones se organizan de forma democrática y participativa, priorizando el interés colectivo sobre el individual. Además, la economía social busca promover la inclusión social, la igualdad de oportunidades y la sostenibilidad ambiental.

Por otro lado, la economía solidaria se basa en la solidaridad y la cooperación entre sus miembros. En este modelo, las personas se unen para crear y gestionar empresas y organizaciones que buscan satisfacer sus necesidades económicas y sociales de manera colectiva. La economía solidaria promueve la autogestión, la equidad y la justicia social, fomentando la participación activa de todos los miembros en la toma de decisiones.

En resumen, este tipo de economías buscan transformar el sistema económico actual hacia uno más justo y sostenible. Ambos enfoques promueven la participación ciudadana, la igualdad de oportunidades y la solidaridad, pero se diferencian en sus principios y estructuras organizativas.

La ESS ha sido reconocida por la Organización de las Naciones Unidas y por la Organización Internacional del Trabajo como una de las estrategias más efectivas para avanzar hacia el desarrollo sostenible.

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La Economía Social y la Economía Solidaria por la sostenibilidad

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