A lo largo de mi vida he escuchado mucho la frase de “todos los derechos, para todas las
personas”, una frase que desde 1948 esta plasmada en la carta de los derechos humanos hoy en
día no es todavía una realidad.
Esta semana vimos un par de avances importantes para el acceso a estos derechos de manera
universal. Por un lado, los diputados y las diputadas del Congreso del Estado de Yucatán aprobaron
que se reconozca la violencia vicaria en el Código Penal, ley de acceso a las mujeres a una vida
libre de violencia del estado de Yucatán y en el código penal familiar. Se entiende como violencia
vicaria aquel cónyuge, excónyuge, concubinario o pareja que por medio de cualquier acto u
omisión utilice a las hijas o los hijos, familiares, personas adultas, con discapacidad, en situación
de dependencia, mascotas o bienes de la víctima, para causarle a ésta algún tipo de daño,
generando una consecuente afectación psicoemocional e incluso física a quienes fungieron como
medio. Aunque esta ley fue promovida para evitar la violencia vicaria contra las mujeres, se
reconoció este delito para todas las personas.
Por otro lado, también se realizó una marcha por la diversidad que se hizo aun más grande que
según denuncias de activistas de la diversidad se utilizo la bandera del movimiento para lucrar y
simular acciones en pro de las comunidades. Esta marcha también incluyo un mural del deshonor
de los enemigos internos y externos al movimiento, basta dar una vuelta por las redes sociales
para ver la variedad de personas denunciadas.
Por otro lado, se realizó la clausura del foro internacional de seguridad y participación ciudadana,
donde unos de los temas que más se discutió es que es lo que vamos a llamar seguridad, siendo en
si el estado de una persona a no tener riesgos. Esto llevo al debate porque cuando escuchamos
seguridad pensamos inmediatamente en la policía, en que no tengamos asaltos, o en cuestiones
de seguridad pública, pero en una situación utópica si todas las otros riesgos y necesidad
estuvieran aseguradas, no habría necesidad quizá de esta última. Nos referimos a por ejemplo la
seguridad alimentaria, es decir tener asegurada la comida para nuestra familia y la comunidad; o
la seguridad hídrica que tanto sufren en estos momentos en el norte del país; la seguridad
energética, tan necesaria para el desarrollo y poder satisfacer nuestras necesidades; y finalmente
entre muchas otras la educación, como una estrategia para que todos pudiéramos acceder a la
justicia y a garantizar nuestros derechos humanos, asegurando así nuestro pleno desarrollo y de
nuestra comunidad, en una sociedad utópica, justa, inclusiva y sustentable.
Que tan importante es ampliar nuestro concepto de seguridad para que todas las personas tengan
acceso a todos los derechos, menos discriminación y reducir las brechas, y entonces si
comenzamos a pensar en atacar las causas deberíamos de preocuparnos mucho menos por
resolver las consecuencias.
Publicado en: Todos los derechos – Punto Medio